El calentamiento de los océanos: ¿cuál es la situación en Chile?

Por Ricardo Salazar, investigador SERC Chile 


Chile, un país con una extensa costa de más de 6.000 km y una gran dependencia de los recursos marinos, se enfrenta a desafíos significativos debido al calentamiento de los océanos y la presencia de contaminantes emergentes en sus aguas. Estos problemas medioambientales representan una amenaza para los ecosistemas marinos, la economía y la calidad de vida de las comunidades costeras.

Uno de los impactos más evidentes del calentamiento de los océanos en Chile es el aumento del nivel del mar. El derretimiento de los glaciares y los casquetes polares contribuye a esta elevación, lo que resulta en la inundación de áreas costeras bajas y la pérdida de tierras habitables. Este fenómeno pone en riesgo a comunidades enteras, amenaza la infraestructura costera y plantea desafíos significativos para la planificación urbana y la adaptación al cambio climático. Además, los cambios en las corrientes marinas debido al aumento de la temperatura del agua representan una preocupación adicional. La corriente de Humboldt, vital para la pesca en Chile, puede verse afectada negativamente. Las alteraciones en estas corrientes pueden afectar la disponibilidad de nutrientes y la distribución de especies marinas, lo que tiene un impacto directo en la pesca y la industria acuícola del país. La disminución de las capturas y la pérdida de diversidad biológica amenazan la seguridad alimentaria y la economía de las comunidades costeras.

Otro efecto preocupante del calentamiento de los océanos es la acidificación del agua de mar. La absorción de dióxido de carbono (CO2) de la atmósfera conduce a la acidificación, lo que afecta negativamente a los organismos marinos que construyen sus conchas y esqueletos de carbonato de calcio, como corales, moluscos y plancton. La disminución de estas especies no solo altera los ecosistemas marinos, sino que también tiene un impacto en la cadena alimentaria y en la capacidad de adaptación de las comunidades pesqueras.

El calentamiento de los océanos también puede influir en la formación de eventos climáticos extremos. Las marejadas y los oleajes anómalos, cada vez más comunes y recurrentes, pueden causar inundaciones y erosión costera, aumentando la vulnerabilidad de las comunidades y la degradación de los ecosistemas costeros.

A estos desafíos se suma la presencia de contaminantes emergentes en los océanos. El calentamiento de los océanos puede aumentar la movilidad y la biodisponibilidad de estos contaminantes, tales como antibióticos, disruptores endocrinos, pesticidas entre otros, lo que a su vez afecta a los organismos marinos y los ciclos biogeoquímicos. Además, la acumulación de contaminantes en los productos marinos destinados al consumo humano plantea preocupaciones en términos de seguridad alimentaria y salud pública.

Frente a esta situación, es crucial que Chile tome medidas urgentes y efectivas para abordar el calentamiento de los océanos a nivel global, regional y local. Entre las medidas actuales y futuras se puede mencionar la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero potenciando la transición hacia fuentes de energía renovable, la eficiencia energética, la reducción de la deforestación y la promoción de prácticas agrícolas sostenibles. Otra medida está relacionada con la Nueva Ley Para la Naturaleza y el Servicio de Biodiversidad y Áreas Protegidas que contribuirá a la protección y restauración de ecosistemas costeros y marinos ayudando a preservar la biodiversidad marina. La promoción de prácticas pesqueras sostenibles, por su parte, fomentaría la conservación de las poblaciones de peces y minimizaría el impacto en el medio ambiente marino. Ya lo ha dicho la Ministra Echeverry (MINCTCI), es importante invertir en investigación y monitoreo para comprender mejor los efectos del calentamiento de los océanos y tomar decisiones informadas. Esto implica el estudio de los impactos en los ecosistemas marinos, la evaluación de las medidas de mitigación y adaptación, y el seguimiento de la calidad del agua y la salud de los ecosistemas marinos. Esto último, de la mano con la educación y concienciación pública. Por último, es necesario fortalecer los acuerdos y compromisos internacionales, como el Acuerdo de París, y fomentar la colaboración entre países en la gestión sostenible de los océanos y la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero.

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